Y es verdad soy un payaso, ¿pero que le voy a hacer? diría el buen coche coche en sus airados y aplaudidos éxitos de antaño o dulces melodías de ipacarai, a veces nuestra aparición en la pista de este circo en el que vivimos inicia con el acto sorprendente de nacer y todo lo que hacemos causa risa y expectación en el publico que nos rodea noche a noche en las funciones medianamente iluminadas por luces viejas en faros que rechinan, muy pocos son los que están en primera fila, curiosamente el publico se departe entre los que te quieren y los que no te quieren y así sera durante toda tu función, siempre tendrás a mano a las personas que aplaudirán todas tus ejecuciones y arte y juntito si se puede mas cerca estarán las que abuchearan tu desempeño, no te preocupes es parte del espectáculo, de hecho si no fuera así las cosas no serian tan divertidas como lo parecen.
Mientras actúas ocurre un curioso fenómeno en tu publico, casi imperceptible las personas de la primera fila intercambian lugares, son muy pocos pero lo hacen y de vitorear tus piruetas pasan a rechiflar descontentos con tu doble mortal al frente con machincuepa (maroma para los que no son de veracruz, yo tampoco soy pero así decía el peter). Tu publico exigente de la primera fila casi siempre es el mismo, tus padres, tus hermanos, tu me entiendes...la familia, ellos siempre están ahí, contentos o descontentos aplaudiendo todo lo que hagas no importa que tan mal lo hagas, por que aceptemoslo todos queremos llegar a ser maestros de ceremonia antes de tiempo olvidando que primero hay que ser payaso, trapecista, domador, hombre fuerte o mujer barbuda (kuibole).
Tu publico de primera fila siempre espera al final del show y no se ira hasta sentirse satisfecho así que ni te apures si primero aplauden y después rechiflan, si no fuera por esos momentos seguramente tu espectáculo no tendría la atención para generar la siguiente reacción en los que pagaron grada en lugar de pista, los que pagaron grada son los espectadores ocasionales, esos que pagaron y entraron a verte solo por que no tenían nada mejor que hacer, algunos otros querían pagar pista pero no estaban seguros de la calidad del espectáculo y prefirieron mantenerse un poco mas en el circulo mas alejado, eso si buscaron un buen lugar para no perder detalle alguno pero mientras pasas de payaso a domador atravesando el penoso tramite de ser trapecista o andar en la cuerda floja logras acaparar la atención de uno que otro mirón desbalagado que pasa de la indiferencia a la emoción, de la grada a la pista y empieza a disfrutar de tus vueltas y maromas aéreas, de tus chistes y situaciones ridículas y al final queda prendado de tu presencia y porte como experimentado domador, algunas veces si eres afortunado de entre el publico tendrás a la mas bella de las asistentes que ademas de apoyarte en tu presentación te cuidara la espalda y los sentimientos y estará contigo hasta que la ultima luz que ilumina la pista se apague.
Casi al final de los años con toda la experiencia pero nada de pericia seras maestro de ceremonias y vestirás un traje de luces y espejos ya no tendrás una nariz roja y grande, tampoco habrá magnesio en tus manos para sujetarte del balancín sin red protectora debajo, tampoco un látigo ni una mano veloz para manejarlo, solo habrá un micrófono glorificando las buenas o penosas ejecuciones de un joven payaso, deleitando los oídos de los escuchas mientras describes las pobres ejecuciones de un trapecista de piernas temblorosas o ensalzas la valentía de un domador con látigo frente a leones viejos y chimuelos, justo como tu padre lo hizo por ti desde ese primer día que llegaste la pista.
Muy seguramente llegara el día que tus reflectores se apaguen y aquellas rechiflas y aplausos se desvanezcan, mientras tanto no olvides que tu eres quien esta al centro de la pista y todos los demás solo observando.
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