
Relatan los evangelios que Tomas no creía que quien estaba delante de el era el Cristo, y el sabiendo de sus dudas le dijo que mirara sus manos atravesadas por los clavos y metiera su mano en el costado, cuando Tomas hizo eso creyó, sin embargo Jesús le dijo, bienaventurados los que creyeron sin ver.
La Fe mis queridos lectores es para los ciegos, no para quien solamente cierra los ojos, es para los que no pueden ni desean ver que pasa a su alrededor, tener Fe es una de las tareas mas complicadas cuando piensas como todos los demás, las preguntas mas profundas surgen de las cosas mas simples, ¿existe Dios, me ayudara, me escuchara, cual religión es la correcta? y eso solo hablando de cosas de Dios y sus quehaceres.
Cuando volteamos al plano de las relaciones personales es aun mas difícil creer, desconfiamos hasta de la sombra y raras veces nos abrimos como libro para ser leídos por todos solo por que no creemos o confiamos que sea lo prudente.
La Fe es para los ciegos no para los tuertos, ya que siendo tuerto puedes ver el cincuenta por ciento del panorama que se convertirá en el cien por ciento una vez que le pongas tu sazón al asunto entonces tus habilidades de mago, prestidigitador o alquimista completaran el cuadro de un cincuenta por ciento que tal vez ni siquiera era la mitad de una verdad.
La Fe entonces es para los ciegos y muy pocos de nosotros estamos dispuestos a sacarnos los ojos y caminar por ahí dando golpes y tumbos, queremos tocar, ver, comprobar que nos movemos por lugares iluminados y aparentemente seguros hasta que alguien mas fuerte, mas grande o mas poderoso le da por tapar la el sol o fundir el foco y ahí es cuando caemos en razón que la vista no nos sirve de nada y mucho menos sin Fe.
La Fe es para los ciegos, para los que no ven nada, solo tinieblas y se la pasan caminando y tal vez dando de trastazos contra todo lo que hay en el camino y a todos esos golpes y raspones le ponen unos nombres poéticos y mágicos como "pruebas o experiencias" mientras siguen desplazándose en total obscuridad con extraño optimismo.
La Fe es para los ciegos que esperan, pues aun la mas pequeña luciérnaga parecerá un sol y una oración respondida en medio de las tinieblas.
La Fe es para los ciegos que se deslumbran y se emocionan cuando ven un poco de luz y consuelo en sus tristezas.